Carta del Obispo Presidente y de la Presidenta de la Cámara de Diputados a la Iglesia Episcopal.

17 de mayo de 2022

Queridos amigos en Cristo:

La semana pasada, a medida iba aumentando la incidencia de casos de COVID-19 en Estados Unidos, le pedimos al Grupo de Diseño comisionado por funcionarios que presiden la Convención General que planificara una Convención General más corta, más pequeña y más segura, para llevarla a cabo en Baltimore en el mes de julio. Designamos a Bryan Krislock, parlamentario de la Cámara de Diputados, y a Sean Rowe, parlamentario de la Cámara de Obispos, para que conjuntamente presidieran dicho grupo.

Hoy se celebró la primera reunión del grupo de diseño. Ellos tienen planes de reunirse nuevamente durante las semanas del 23 y del 30 de mayo y anticipan terminar su trabajo para el 31 de mayo. En la primera semana de junio, tanto el Comité Permanente Conjunto de Planificación y Arreglos como el Consejo Ejecutivo se van a reunir, de manera que podamos formalizar el nuevo plan para la Convención General.

De la reunión de hoy, el Grupo de Diseño presentó varias recomendaciones, las cuales han sido aceptadas. Si bien estos planes no se harán oficiales sino hasta la primera semana de junio, tenemos plena confianza que tendrán el beneplácito de los colegas líderes de la iglesia.

A continuación enumeramos las recomendaciones:

• La 80.ª Convención General se celebrará del 8 al 11 de julio. Los días de viaje de todas las personas, excepto aquéllas que viajen largas distancias, serán los días 7 y el 12 de julio. Se abrirá la inscripción el día 7 de julio.

• Únicamente podrán asistir a la 80.ª Convención General personas que sean obispos, diputados, personal esencial y voluntarios, y se aceptará también a un número limitado de miembros de los medios de comunicación y redes sociales. No tendremos sala de exposiciones. Sólo se alojará a visitantes que viajen a la convención por circunstancias extraordinarias (como por ejemplo los acompañantes de personas con discapacidades).
• Se pedirá a todas las diócesis que consideren enviar únicamente a un diputado suplente del clero y a un diputado suplente laico, y que igualmente consideren pedir a los obispos inactivos y otros diputados suplentes que no asistan a la convención, sino que se queden en casa.
• Se pedirá a todas las organizaciones afiliadas a la iglesia que no celebren ni reuniones de ningún tipo ni recepciones, durante la estadía en Baltimore entre las fechas del 8 al 11 de julio.

La semana entrante, tenemos planeado compartir con todos ustedes las recomendaciones del Grupo de Diseño relacionadas con las precauciones y la atención y cuidados para las personas que contraigan COVID-19 durante la Convención General. Además, durante la semana del 30 de mayo, tenemos planeado compartir recomendaciones sobre el proceso legislativo que se utilizará durante la versión abreviada de la Convención General.

Al igual que muchos de ustedes, lamentamos profundamente que este verano no podamos reunirnos y estar juntos todos los que representamos la totalidad de la iglesia. Tristemente desde la semana pasada, que fue cuando tomamos la decisión de reducir la escala de la reunión, los casos de COVID-19 y las hospitalizaciones en Estados Unidos han seguido aumentando de forma considerable. Aunque lamentamos vernos obligados a tomar esta decisión, nos sentimos tranquilos y seguros de haber elegido el camino correcto. Nos damos cuenta de que esta convención más pequeña y corta es un golpe fuerte sobre todo para los generosos anfitriones de la Diócesis Episcopal de Maryland, quienes han venido preparando la reunión desde hace mucho tiempo y con tanto cuidado y cariño. Estamos sobre todo profundamente agradecidos con el obispo Eugene Sutton y con las personas de la diócesis por su amable comprensión y flexibilidad.

Enviamos nuestra gratitud especial a las personas que están trabajando sin descanso para garantizar que la Convención General sea lo más segura posible para todos los que nos reuniremos en Baltimore y para todas las personas que nos recibirán en esa ciudad.  En estos momentos en que Estados Unidos ha alcanzado la triste estadística de un millón de muertes de COVID-19, les pedimos que oren por todas las personas que perdieron la vida y por aquéllas cuyas vidas se vieron cambiadas para siempre.

Fielmente,

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