Hola a todos mis amigos en Cristo y a todos mis amigos de buena voluntad de muchas religiones. Estamos aquí en el último día del Mes del Orgullo [Homosexual]. Y quería tomarme un momento para dirigirme a todos los miembros de mi familia LGBTQ+.
Quiero que sepan que una de las convicciones más profundas de mi corazón, basada en las Sagradas Escrituras, lo que leo en las Escrituras y escucho en la vida y enseñanzas de Jesús de Nazaret, es que todos nosotros —todo hijo humano de Dios— está hecho a imagen de Dios con infinito valor y dignidad, y eso no lo decreta ningún gobierno. Está decretado por Dios todopoderoso. En Génesis capítulo 1, Dios hizo a los seres humanos a su imagen y semejanza. Creo que eso es cierto para todos nosotros.
Soy consciente de que este es un momento difícil para nuestra familia y hermanos LGBTQ+, para mis amigos. Se han promulgado más de 70 leyes anti-LGBTQ+ en lo que va del año. Y la decisión del Tribunal Supremo de esta mañana sólo añadirá pesar y obstáculos.
En particular, hemos visto atacados a nuestros hermanos transgénero. Y si ustedes se encuentran entre ellos, quiero que sepan y recuerden que han sido creados por Dios, a su imagen, y esto es un decreto divino.
Esto puede parecer un momento de adversidad y oscuridad, y lo es. Sin embargo, la labor continúa. Como Iglesia, nuestro compromiso con ustedes es inquebrantable.
Creo en lo profundo de mi corazón que Dios siempre procura crear un mundo y una sociedad donde todos sean amados, donde se haga justicia y donde la igualdad que Dios nos ha dado a todos se preserve en nuestras relaciones, en nuestros compromisos sociales y en las leyes.
Este es un momento difícil. Me acuerdo de otra época difícil, en el siglo XIX, en medio de la lucha —una vez más por la dignidad y la igualdad humanas—, en medio de la lucha por ponerle fin a la esclavitud en Estados Unidos; en medio de un siglo donde esta nación libró una guerra civil; en medio de una época en que la guerra entre México y Estados Unidos desgarraba gran parte del país.
En ese contexto, James Russell Lowell escribió un poema, parte del cual habla de la cruz como un patíbulo. Y dijo esto:
Aunque la causa del mal prospere, sólo la verdad es poderosa. Aunque su parte sea un patíbulo, y sobre el trono se asiente el mal, sin embargo, ese patíbulo decide el futuro. Y detrás de lo desconocida oscuridad, está Dios habitando en la sombra, velando por encima de los suyos.
El Señor les bendiga y les guarde. El Señor haga resplandecer su rostro sobre ustedes y tenga misericordia de ustedes. El Señor levante sobre ustedes la luz de su rostro y les dé su paz. Que la bendición de Dios todopoderoso, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, sea sobre ustedes y permanezca con ustedes y con toda la familia humana, y con toda la creación de Dios, hoy y por siempre.
Dios les ama.